de que preguntes para no escuchar
de que la tengas tan clara
de tu mezquino "ventajismo"
de tu derroche
de tu descuido por tu entorno, mi entorno
de tu queja estéril
de tus implícitas expectativas
de tu estúpida indignación
de tu maldita y consciente desidia
de que te dé lo mismo
de tu falsa buena disposición
de que te comprometas sin necesidad, dejando entrever que no interesa cumplir
de que ofrezcas lo que nadie te pide, para luego no brindarlo
de tu falta de capacidad para guardar silencio, aún cuando es evidente que no tenés nada, absolutamente nada para decir; o peor, cuando pongo en evidencia tu chamuyo
de que no te moleste interrumpir
de tu prejuiciosa seguridad sobre mí, cuando no tenés ni la más puta idea de quién soy
de tu mirada esquiva
Y especialmente...
De mi puta falta de capacidad para desenvolverme mejor entre la cada vez más puta gente.
Si, a veces me pasa que reniego del prójimo que me toca.
A principios de este año, ella me dijo, bajando dos octavas y con sumo cuidado y respeto, palabras más o menos...
"éste Pablo que me encuentro ahora es muy distinto de aquél que yo traía en mi recuerdo... éste Pablo es nuevo para mí... está muy cambiado... está como más... hummm... más... ¿cómo decirlo? hermitaño es la palabra."
Y sí, ya veo, algo de cierto hay en ello.