lunes, 27 de abril de 2009

Tuviste que preguntar

Mi relación con las preguntas es peculiar.
Por un lado, las preguntas abiertas me resultan sumemente interesantes, libres, creativas, enriquecedoras al diálogo, simples, productivas, descubridoras, nutritivas.
Y por el otro, las cerradas, que me molestan porque creo y sostengo que no son sinceras, son más bien un mediocre intento de corroboración de nuestros también mediocres prejuicios, son irresponsables, cobardes y, a veces, forzosas y manipuladoras. Es inevitable para mí reaccionar con indisimulado rechazo ante una de éstas. Por supuesto que no me refiero a las preguntas del tipo: ¿Hoy es lunes? (sí/no/no sé). Por favor, seamos serios. Gracias.

Ahora bien:
¿Cuáles son las implicancias de responder tu pregunta cerrada?
Tuviste que preguntar..."¿Te gustaría que me quede?"
Respondí.
Y me alejé.
Hoy mi respuesta sería muy distinta:
"Date cuenta."
E igualmente me alejaría.

¿Qué les pasa a ustedes frente a las preguntas?