Mi relación con las preguntas es peculiar.
Por un lado, las preguntas abiertas me resultan sumemente interesantes, libres, creativas, enriquecedoras al diálogo, simples, productivas, descubridoras, nutritivas.
Y por el otro, las cerradas, que me molestan porque creo y sostengo que no son sinceras, son más bien un mediocre intento de corroboración de nuestros también mediocres prejuicios, son irresponsables, cobardes y, a veces, forzosas y manipuladoras. Es inevitable para mí reaccionar con indisimulado rechazo ante una de éstas. Por supuesto que no me refiero a las preguntas del tipo: ¿Hoy es lunes? (sí/no/no sé). Por favor, seamos serios. Gracias.
Ahora bien:
¿Cuáles son las implicancias de responder tu pregunta cerrada?
Tuviste que preguntar..."¿Te gustaría que me quede?"
Respondí.
Y me alejé.
Hoy mi respuesta sería muy distinta:
"Date cuenta."
E igualmente me alejaría.
¿Qué les pasa a ustedes frente a las preguntas?
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Hace 7 meses