Vacaciones.
En pareja.
Así fue como tomé contacto por primera vez con estas montañas, en El Bolsón.
Nos pasó como supongo (sé) les ha pasado a muchos. Tal fue la fascinación que inmediatamente soñamos con radicarnos aquí.
Íbamos paseando, cuando ella dijo una muy extraña cosa: "Si no lo consigo en un año, entonces sé que no voy a lograrlo..."
Han pasado diez años. Las vueltas han sido muchas. Las circunstancias, variadísimas.
Y aquí estoy, viviendo desde hace cuatro años en la Patagonia y por algunos meses en El Bolsón.
Y me doy cuenta que un sueño... es un motor. Y ayuda a vivir.
No importa lo que suceda, cuántos sean los tropiezos, cuántas las caídas...
Los sueños, no deben abandonarse.
Entonces... ¡Adelante!
Desde hace un par de años... vengo soñando en alemán.
Y así voy.